La prostitución (I): profundizando sobre el fenómeno

La Real Academia Española (RAE) describe la prostitución como la actividad por la cual se establece un intercambio de sexo por dinero. Pero cabría preguntarnos si esta definición es suficiente para comprender la realidad de este fenómeno. Como explica Ana de Miguel, en su libro El neoliberalismo sexual: el mito de la libre elección, esta definición esconde que "la prostitución tiene género", es decir, que las personas que se prostituyen son mujeres y los que acceden a sus cuerpos son hombres. 

Asimismo, según Rosa Cobo, en su libro La prostitución en el corazón del capitalismo, para comprender esta realidad se debe contextualizar en el capitalismo y patriarcado contemporáneos; puesto que, en su práctica, tiene lugar la explotación sexual de mujeres, el beneficio económico y la indiferencia hacia los derechos humanos. Al fin y al cabo, el negocio de la prostitución se aprovecha de las mujeres con menos recursos y, también, de aquellas que son expulsadas de sus hogares para acabar en destinos como: clubs, pisos, macroburdeles, calles, polígonos, etcétera, para la comercialización de sus cuerpos. 

A su vez, para comprender la complejidad de la prostitución, también hay que profundizar sobre la trata. Muchas son las personas que separan estas dos realidades, asumiendo que una se ejerce con libertad mientras la otra es forzada. Pero, según Rosa Cobo en su libro, no hay un muro claro entre ambos fenómenos, puesto que para abastecer la gran demanda de prostitución es necesario recurrir a la trata. Así lo demuestran los datos. Se calcula que el número de mujeres y niñas que son expulsadas de sus hogares, para que varones de otros contextos accedan a sus cuerpos, es de aproximadamente 1,4 millones. 

Otras investigaciones sugieren que estos datos son inclusos más elevados. Por ejemplo, según la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNDOC), hay aproximadamente 2,5 millones de víctimas de trata, el 79% de las cuales acaban en prostitución. Siendo, además, el 98% de estas víctimas, destinadas a la explotación sexual, mujeres y niñas. Concretamente, en España, según las Cortes Generales, hay 400.000 mujeres en prostitución, y se calcula que aproximadamente solo el 5% de las cuales lo ha decidido voluntariamente. La demanda es, al mismo tiempo, absolutamente masculina pues lo conforman el 99,7%. Asimismo, las investigaciones sugieren que en España 1 de cada 4 hombres reconoce haber pagado por sexo alguna vez en su vida.      


Como explica Rosa Cobo: "la industria del sexo no puede abastecer la demanda crecientes de mujeres para la prostitución si no se organizan redes y circuitos por los que circulan mujeres expulsadas de sus países con altas tasas de paro, con economías débiles y con altos niveles de pobreza hacia países de Europa Occidental, norte de América y Asia". En definitiva, en la prostitución y la trata se permite que los hombres sigan ejerciendo su privilegio patriarcal  de acceder al cuerpo de las mujeres. Las mujeres en prostitución, más que personas, son vistas como cuerpos intercambiables sin individualidad propia. "Ellos eligen y ellas son elegidas".

Por otro lado, es importante recalcar el elevado número de mujeres trans en prostitución. Según las investigaciones, el 90% de las mujeres trans está o ha estado en algún momento de sus vidas en prostitución. El principal motivo que lleva a estas mujeres a prostituirse es la discriminación social y laboral, circunstancias que las coaccionan a tener que recurrir a la prostitución para poder subsistir de alguna forma. Hay que añadir, además, el elevado grado de abusos que reciben de sus familias biológicas que obligan a estas personas a escapar de sus hogares y, finalmente, acabar en prostitución al verse marginadas también por la sociedad. Siendo, en consecuencia, un colectivo muy vulnerable de sufrir explotación sexual. 

Según Elvira Villa, hay diferentes formas de comprender la prostitución, estas son:

Prohibicionismo: entiende la prostitución como un acto ilícito que debe ser penalizado por la ley. Se considera que las mujeres en prostitución son delincuentes debido a que atentan contra el orden moral y, por tanto, deben ser castigadas por la ley, para garantizar de este modo que la sociedad no sea tentada por la lujuria y así, lograr la salvación de los "valores tradicionales". 

Reglamentarismo: entiende la prostitución como un trabajo, por lo que se deben garantizar los derechos de las mujeres que se dedican a ello. Se deja, entonces, de criminalizar la prostitución, pero se pretende conseguir con ella un beneficio económico. Asimismo, desde esta perspectiva, se utiliza más habitualmente el término de "trabajadoras sexuales", porque se considera a la prostituta como un ser que goza de libertad sexual, y no como una víctima de explotación sexual que no tiene control sobre sus circunstancias.

Abolicionismo: entiende la prostitución como un tipo de violencia contra las mujeres, pues se comercializa sus cuerpos para satisfacer los deseos de los varones. Por tanto, la prostitución no debe considerarse un trabajo, sino explotación sexual. Hay que garantizar la salida de las mujeres de la industria del sexo para que recuperen la autonomía sobre sus cuerpos, y castigar a los proxenetas y puteros que son los perpetradores de dicha esclavitud.

Aunque existan estas posturas, en realidad, actualmente el debate se centra en si abolir o regular este fenómeno. La postura que yo adopto es la abolición, ¿por qué? Voy a poner el ejemplo de Alemania para que se entienda mejor. 

En 2002, este país quiso regular la prostitución pues, como ya hemos dicho anteriormente, la consideraban un trabajo como cualquier otro y, por tanto, estas mujeres debían convertirse en trabajadoras para así garantizar sus derechos. Pero, en cambio, el Estado consideró que no era necesario regular las prácticas sexuales, argumentando simplemente que es algo que no se puede estipular; y, al mismo tiempo, permitió que se pudiera hacer publicidad de estos negocios. 

En el capitalismo salvaje, se entiende que todo es susceptible de ser comprado, incluso los cuerpos, que se vuelven en objetos de consumo. Así nos lo demostró Alemania, con ofertas en burdeles como: "por 70 euros te llevas una cerveza, una salchicha y mujeres ilimitadas". Incluso se circuló por internet un menú de las distintas prácticas que se ofrecían en los burdeles que también normalizaban el consumo de cuerpos, como las siguientes: anal con lengua, penetración anal con el puño, todo sin preservativo, jugar con heces y esperma, penetración doble o sexo con dos mujeres, lamer testículos o ano, penetración completa con puño, sesión oral sin preservativos y tragando el esperma, sexo en grupo, sexo en grupo (varios hombres) con eyaculación en la cara de la prostituta, defecar sobre la prostituta, una mujer entre dos hombres, sin tabúes (todo está permitido). Por otra parte, la regulación de la prostitución no solo aumentó el número de mujeres en prostitución, sino de mujeres víctimas de trata, debido a la elevada demanda que produjo su legitimación ahora no solo por la sociedad, sino también por el Estado y la ley.  

Podemos ver que, como dice Ana de Miguel, la prostitución concibe a las mujeres como “trozos de cuerpos de los que es normal disponer y que ni siquiera suscitan interés de preguntarse cómo o por qué están aquí”. El cuerpo de las mujeres se convierte en una mercancía que los hombres acceden por una cantidad de dinero, perdiendo en consecuencia su propia autonomía. En definitiva, la prostitución es una de las manifestaciones de la violencia machista, pues se trata de una práctica donde se pone en evidencia la asimetría de poder entre hombres y mujeres en la sociedad patriarcal contemporánea. Una sociedad que normaliza la prostitución es, por tanto, una sociedad que legitima la explotación del cuerpo de las mujeres. En 1992, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dijo: “reduciendo a las mujeres a una mercancía susceptible de ser comprada, vendida, apropiada, intercambiada o adquirida, la prostitución ha afectado a las mujeres en tanto que grupo. Ha reforzado la ecuación establecida por la sociedad entre mujer y sexo, que reduce a las mujeres a una menor humanidad y contribuye a mantenerlas en un estatuto de segunda categoría en todo el mundo”.

IMPORTANTE: En el próximo post, explicaré con más detalle sobre la violencia que existe intrínsecamente en esta práctica y, además, de la repercusión que tiene en la salud de las mujeres. Link.

Bibliografía
Ana de Miguel (2015). El neoliberalismo sexual: el mito de la libre elección (libro)
Rosa Cobo (2017). La prostitución en el corazón del capitalismo (libro)
Ana de Miguel y Esther Torrado (2014). Introducción: Debate y dilemas en torno a la prostitución y la trata. Link: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4834542
Boletín Oficial de las Cortes Generales (2007). Link: http://www.congreso.es/public_oficiales/L8/CORT/BOCG/A/CG_A367.PDF
Elvira Villa (2010). Estudios antropológico entorno a la prostitución. Link: https://www.researchgate.net/publication/262740036_Estudio_antropologico_en_torno_a_la_prostitucion
Elena Sánchez (2012). La prostitución desde una perspectiva de género. IV Congreso Universitario Nacional Investigación y Género. Link: https://idus.us.es/handle/11441/40723?
Somos la mitad. El modelo alemán está creando un infierno en la tierra. Link: https://somoslamitad.wordpress.com/2016/11/14/el-modelo-aleman-esta-creando-el-infierno-en-la-tierra/
Mujeres para la Salud (2012). Prostitución y salud. Link: https://www.mujeresparalasalud.org/prostitucion-y-salud/



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