Micorreto 3: TIERRAS MALDITAS (parte 2)
Nuestra infancia no fue muy normal, vivimos cosas que unos niños nunca deberían presenciar; pero, al ver esa fotografía, me di cuenta de que también hubo momentos felices. Al menos con mi hermano a mi lado. La conexión que teníamos iba mucho más allá de solo palabras. Imposible de describir. De igual forma que lo era el dolor que sentía ahora que nunca lo vería de nuevo.
—Me gusta mucho esa foto —dijo mi padre, mientras apoyaba el hombro en el marco de la puerta con un rostro afligido.
Habían sido demasiados cadáveres que enterrar. Ahora solo quedábamos él y yo. Nadie más.
—Y a mí —le respondí, sentada en el borde de la cama de Benjamín.
Las sábanas estaban frías, su calor se había ido para siempre. Habíamos enterrado su cuerpo hacía apenas un par de horas y ya parecía tan lejos de mí... Sentía un peso enorme en el pecho. Una parte de mí había muerto con él. Era una sentencia de por vida. Una huella imborrable.
—¿Estás preparada? —me preguntó mi padre con seriedad, después de estar unos segundos en silencio.
—Eso creo —le contesté.
Tenía miedo, pero era hora de afrontar el destino del que llevaba años huyendo.
¡Hola, Berta! Subes el tono de suspense en esta segunda parte en la que la protagonista y su padre al fin se encuentran, y no solo eso. Ese misterio latente y terrible que se intuye en el relato pasa a un primer plano con esa pregunta que nos deja expectantes de una nueva entrega: "¿estás preparada?". Un relato muy a lo Daphne du Maurier. Un abrazo!
ResponderEliminarHola Berta, nos estás alimentando lentamente con un suero, gota a gota, y así elevas la intriga y el suspenso...
ResponderEliminarUna muy buena continuación, espero que sepas que ya "estamos preparados" para que dejes al descubierto el gran misterio, ja, ja.
Felices días.