Micorreto 2: TIERRAS MALDITAS (parte 1)
La lluvia y cada una de sus gotas golpeaban mi rostro, por el cual caían hasta llegar a la naturaleza putrefacta que subyacía bajo mis pies. Odiaba ese lugar. El sonido impetuoso de las olas chocando contra el acantilado, el intenso olor a sal que se impregnaba en las fosas nasales, la belleza apagada de las flores marchitadas por el frío, las monótonas casas de tonalidades grisáceas, el silencio ensordecedor de las calles sin vida... El sol apenas salía y los días eran siempre oscuros, tristes e incluso tétricos. ¿Por qué alguien querría vivir en esa eterna pesadumbre? Pero eso no era lo único que me hacía aborrecer ese pueblo de miseria. Cuando era apenas una adolescente, escapé de allí antes de que fuera tarde y pude vivir en paz durante muchos años. Pero la tranquilidad se terminó para no volver nunca al recibir una carta de mi padre. Benjamín, mi hermano gemelo, había muerto y debía volver a casa para su entierro. Yo se lo advertí, pero no quiso irse conmigo y ahora su cuerpo sin