Las hijas de Baztán (capítulo 2: Juana)
—¡Juana! Llegaremos de nuevo tarde a la iglesia por tu culpa. El padre Jorge se enfadará esta vez —decía mi madre, junto a mi hermana y mi padre. En el salón de nuestra fría y húmeda casa, la cual siempre se mantenía a esa temperatura a pesar del soleado clima de primavera, estaban todos esperándome, preocupados por si nos dejarían entrar a la misa de las siete de la tarde. —Fuimos ayer, ¿por qué tenemos que ir todos los días? —le preguntaba, aunque supiera la respuesta antes de que volviera a mover los labios. —¿A caso quieres ir al infierno? —me respondía con la misma pregunta de siempre. —El infierno no existe, ni tampoco Dios ni la vida en el cielo... Es una historia que la iglesia se ha inventado para controlarnos —afirmé, no dispuesta a dejarme engañar por aquellos miserables que decían llamarse hombres de Dios. El rostro de mi madre se volvió pálido al instante, incapaz de creer lo que salía de la boca de su propia hija decía. —¡Blasfemia! Dios, perdónala por su ignorancia —sup