Las hijas de Baztán (capítulo 4: Cassandra, parte 1)
Todas nos reíamos a carcajadas alrededor del fuego, como siempre sucedía cuando Lilith contaba alguna de sus trépidas historias, pero de pronto... —Juro que esto no es nada comparado con lo que padecerán más adelante todos los culpables... No pararé hasta vengarme por lo que le hicieron a Javier y cuando lo haga desearan estar muertos... —decía, mientras cerraba el puño con un profundo odio, dejando a todo el grupo en silencio ensordecedor. Todas sabíamos quién era el hombre que mencionaba y la trágica historia que rodeaba su nombre... Ambos estaban perdidamente enamorados el uno del otro, pero su relación no fue aprobada por la familia de Lilith; sobre todo, por s u padre, un terrateniente muy autoritario y extremadamente orgulloso que se negaba a que su primogénita se casara con un campesino que era siervo de sus tierras. Pero, a pesar de ser uno de los hombres más poderosos de la gran ciudad, le era imposible controlar a su hija, la cual seguía viendo a escondidas a Javier, movida