Carta a mi yo del pasado

Querida yo del pasado,

Te escribe tu yo del futuro, sí, un poco raro, pero sé que necesitas una pequeña ayuda y qué mejor persona para ello que quién sabe por lo que estás pasando. Y es que sé que estás en una época delicada, mañana empezarás la universidad y no te sientes preparada, el miedo te invade constantemente. Los cambios grandes dan impresión y a ti hasta te da vértigo pensar en ello.

Pero no te preocupes, te lo digo en serio. Vendrán más cosas buenas que malas, y a ti solo te falta disfrutarlo. Confía en ti misma y rompe los muros que construyes para protegerte porque, en realidad, no hay nada fuera de lo que debas resguardarte. Es cierto, no quiero mentirte, el mundo es un lugar incierto y a veces puedes caerte, pero eso no significa que sea imposible levantarse.

Por eso, deja de preocuparte tanto por el futuro. No tengas miedo a la incertidumbre que caracteriza este mundo, querer controlarlo todo es imposible y así sólo consigues frustrarte. No quiero decir que el futuro no sea importante, lo es, pero obcecarte tanto en ello te hace vivir poco en el presente y, en consecuencia, pasas por alto las oportunidades para ser feliz, por tener la cabeza en otra parte y no donde debería estar.

Sé que todas tus dudas están producidas en el fondo por la más grande de las preguntas: ¿quién soy? Al final, quién no se conoce o entiende es incapaz de saber hacia dónde quiere dirigirse, y a ti te angustia mucho lo desconocido. Pero no te obsesiones tampoco por esta pregunta, es importante conocerse a uno mismo, pero no es como si pudiéramos saber algo tan complejo de un día para otro, en realidad, es un camino que dura toda una vida y debes aprender a ser paciente en este mundo, donde todos quieren ir demasiado deprisa.

Quería decirte también que entiendo tu preocupación por los estudios, estudiar es importante, no lo niego, y sé también que te lo tomas más en serio que nunca. Pero no te exijas demasiado, tu validez no se calcula por las notas que sacas. Por eso, haz lo que puedas y si no lo consigues, no te martirices, no somos perfectos y podemos equivocarnos. Además, siempre puedes aprender de ello y eso es lo más valioso con lo que debes quedarte, no con un número que no te define.

También intenta no estancarte en tus propios pensamientos y aprende a escuchar a los otros. Sé que será complicado, te han hecho daño y has dejado de confiar en los demás, pero estás llevando un peso sobre la espalda con el que no puedes cargar y, por mucho que lo creas, no estás sola. Perdona a los demás y sobre todo perdónate a ti misma, deja de juzgarte porque sólo conseguirás sentirte culpable. De esta forma verás la vida con otros ojos, ya no desde el dolor y de la desconfianza, sino desde los de alguien que no niega el dolor pero tampoco se rinde ante el mismo.

Respecto a la experiencia universitaria, no te voy a mentir, no se parece nada a lo que las películas te han enseñado. No son todo fiestas y locuras, es más normal de lo que crees. Pero no te desilusiones, encontrarás a las personas adecuadas y no te harán falta fiestas locas, o al menos no tanto. Además, estas amistades se convertirán en personas importantes en tu vida, madurarás y aprenderás a su lado en esta maravillosa etapa. Por eso, apóyate en ellas cuando sientas que la cuesta es demasiado larga y no tengas vergüenza de expresar tu cansancio, te sentirás escuchada junto a ellas.

Supongo que también querrás saber si conocerás o no el amor de tu vida entre estas cuatro paredes, pero prefiero dejar esta cuestión en el aire y que lo descubras por ti misma, no tienes por qué saberlo todo. Solo decirte que no tengas nunca miedo a amar, sea a una persona o a la vida en sí misma, pues de vidas solo hay una y es una pena no pasarla amando, y yo sé que tú anhelas este sentimiento profundamente.

Por último, decirte que no te pelees tanto con mamá, sé que sois muy diferentes y que a veces no os entendéis, pero deja tu rabia de lado y te darás cuenta que ella suele sufrir mucho en silencio. En realidad no quiere discutir contigo, te necesita a tu lado como tú la necesitas a ella. Por eso, dale un abrazo siempre que puedas y dile que todo va ir bien, que deje de tener tantas preocupaciones y disfrute también del presente. En verdad, os parecéis más de lo que creéis y os haréis mucho bien la una a la otra.

Espero que con estos pequeños consejos empieces el día de mañana no con miedo, sino ilusión, y aprendas poco a poco a que, aunque la vida no sea fácil en algunos momentos, nunca estarás sola y que no hay mejor sentimiento que la gratitud, un gran paso hacia al amor. Al fin y al cabo, el dolor resulta insoportable cuando no tiene sentido, pero se vive de otra forma cuando sientes que, a pesar de todo, ha valido la pena.

Te quiere y espera que seas feliz,

tu yo del futuro.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Relato: Tú y yo

Relato de terror: Reflejo

Mentes entrelazadas: Capítulo 1