Reflexiones en confinamiento #3

El descanso te reclama. Aún estar la mayor parte en quietud, la mente sigue en estado de aceleración. Por lo que es importante también saber cómo calmarla. Aunque la meditación sea un recurso, no es algo que se pueda hacer permanentemente. Por ello, no te juzgues por perder el tiempo, a veces resulta necesario. Tampoco te sientas culpable, tu valor no se sustenta en lo productiva que eres. No eres un objeto o una máquina, sino un ser humano digno en cualquiera de sus estados de actividad, o no actividad, y vulnerable al cansancio y el dolor. Está bien querer hacer cosas, moverse por el deseo de llegar a un objetivo o meta concreta, como también no hacer nada. Esto último es algo importante a tener en cuenta pues, incluso en el no hacer, encontrás algo valioso: te hallarás a ti mismo y descubrirás partes de ti que, en movimiento, eras incapaz de contemplar. Permítele estos momentos a tu ser y observarás que, incluso en la quietud de tu cuerpo y mente, siempre habrá algo que podrás aprender o beneficiarte. Cuídate, pues si te cuidas es porque te quieres, y eso siempre será lo más importante.

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