El miedo al amor

A veces me pregunto cómo es posible que el ser humano tenga un anhelo tan profundo y ansiado por sentirse amado y, al mismo tiempo, haya tanto miedo a que tenga lugar y se desarrolle.
Cuando investigamos al respecto, nos encontramos con grandes autores que dicen: “para la mayoría de las personas el problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, en si somos dignos, y no en amar, no en la propia capacidad de amar” (Erich Fromm en El arte de amar).
Las razones que pueden subyacer a este hecho, son las siguiente: 
En primer lugar, tener miedo a lo desconocido. Es decir, no nos hemos sentido nunca amados y, por tanto, ello nos abruma. En consecuencia, empujamos fuera a todos los que pretenden entrar en nuestra burbuja, en la que nos sentimos solos, pero protegidos de cualquier sufrimiento. 
Y, en segundo lugar, por un conjunto de creencias erróneas sobre el amor. Estas surgen como consecuencia de un concepto de amor equivocado o de una mala experiencia en una relación pasada. Estas creencias son:
Creer que, aunque alguien diga amarte, te va dejar en algún momento u otro. Ésta creencia proviene normalmente cuando ya hemos experimentado una ruptura, o nos hemos sentido en algún momento abandonados por alguien a quien queríamos. Por ello, tenemos miedo a que se repita en nuestras posteriores relaciones y, en consecuencia, preferimos no involucrarnos en el amor para, de este modo, evitar el sufrimiento que ello nos causó. La persona que deja de confiar cierra la puerta al dolor, pero también a amar y a sentirse amado.  
Creer que, cuando alguien te ama, espera mucho de ti. En una relación es necesario un compromiso, un cuidado y una responsabilidad que nos da miedo asumir. El problema es que lo vivimos como una carga y exigencia. En realidad, cuando amamos a una persona no sentimos que es una obligación hacerle feliz, sino que nos saldrá hacerlo espontáneamente. Y, en parte, es cierto que en una relación se esperan cosas, como lo que hemos comentado anteriormente, pero no se exigen. 
Creer que una relación implica que el otro sepa demasiado sobre ti. Una relación íntima supone que la otra persona vaya conociendo tanto lo bueno como lo malo. Mostrarnos tal como somos nos hace sentir vulnerables y ello nos da miedo e incluso vergüenza, porque creemos que no somos suficientemente buenos. Pero hay que entender que la vulnerabilidad es parte de nosotros, nos hace ser auténticos y nos une a los otros. Por tanto, no hay que verlo como un enemigo que nos quita dignidad y valor. 
Creer que el amor siempre te va a decepcionar. Hay que tener en cuenta que nadie está a la altura de todas nuestras expectativas, que somos humanos y, por tanto, no es la perfección lo que nos define. Hay que aprender a ver al otro como es en realidad. Aun así, es importante expresar al otro la decepción si tiene lugar, para no acumular rencores, pues la otra persona no está en nuestra cabeza y puede no darse cuenta de cómo te afecta su comportamiento.
Creer que cuando amas a alguien te pierdes a ti mismo en consecuencia. Una relación supone un cambio, no pensar solo en uno sino también en el otro. Esto requiere estar dispuestos a hacer ciertos sacrificios, como hacer cosas que no nos gustan o abandonar algunos malos hábitos. Pero en una relación sana no resta, sino que suma y enriquece. Aunque si nos sentimos ahogados, es importante comunicarnos con nuestra pareja, que no somos propiedad de nadie y que es importante que respete tu libertad e intimidad. Evitar la dependencia para, de este modo, lograr el crecimiento mutuo. No se trata de: "no puedo vivir sin ti", sino de"puedo vivir sin ti, pero no quiero". 
Creer que, aunque alguien te ame, va a hacerte daño. Es imposible evitar el dolor y el sufrimiento ante nuestra condición humana. Evitar el dolor es sinónimo también de evitar el poder vivir una vida plena, pues no existe una vida con alegrías sino no hay tristeza, no hay aprendizajes si tampoco hay caídas. Son dos caras de la misma moneda. Es importante comunicar cuando uno se siente lastimado para no guardar rencor y ayudar al otro a que sea consciente. Pero, sobretodo, hay que aprender a perdonar. Importante: el perdón es un proceso personal en el que uno…, aunque no necesariamente implica una reconciliación. Esto es importante porque, en una relación de maltrato, uno puede perdonar a su agresor para…, pero no reconciliarse para garantizar así su propia seguridad. 
Hemos explicado las razones que pueden subyacer este miedo, pero ¿cuál es su origen
Todos estos miedos provienen del interior: la falta de amor propio, el cual se manifiesta por la ausencia de seguridad y confianza en nosotros mismos. Miedo a que, al intimar con la otra persona, desprecie quién somos en realidad.
¿La clave? "No se trata de evitar el amor, sino recuperar el poder personal y la autoestima que nos lleve a abrirnos en las relaciones íntimas por encima de nuestros miedos". Hay que indagar acerca de las creencias que tenemos sobre nosotros mismos y sobre el amor, trabajar en aquellos pensamientos disfuncionales que nos privan de vivir estas experiencias por las que hemos sido llamados.
Para ello, hemos de trabajar no solo en aquello que carecemos, sino también en nuestras fortalezas. Éstas no evitaran que sigamos sufriendo, pero permitirán a la persona a sentir el dolor sin que éste se instaure en su corazón y le hunda. La persona puede seguir sintiendo miedo, pero se dará cuenta que no arriesgarse es perderlo todo. 
En definitiva, no arriesgarse a amar por miedo a resultar herido es perder la oportunidad de vivir las mejores cosas de la vida como entregarse, aprender, compartir, reír, entre otras muchas cosas que le dan sentido a nuestra vida. Como dice el poeta inglés, Alfred Tennyson: Es mejor haber amado y perdido, que jamás haber amado

Bibliografía:
https://lamenteesmaravillosa.com/el-miedo-al-amor/
https://www.puedoayudarte.es/tienes-miedo-al-amor-superarlo/


Foto de Katchsilva (instagram)







Comentarios

  1. Hola Berta, es un placer descubrir tu blog. Comparto tu pasión por ciertos temas, como el que bien tratas en esta entrada. Son muy ciertas esas creencias tan arraigadas, quizá aún más en los millenials. Conozco muchos ejemplos de amigas que temen al amor y se resignan a mantener relaciones esporádicas rehuyendo el compromiso.
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Araceli, me alegro que te esté gustando mi blog, en el que me gusta escribir no solo mis relatos, sino de otros temas que están muy ligados con la psicología también.
      Hoy en día, como dices, es muy común rehuir de las relaciones, espero que la reflexión le pueda servir a alguien!
      Un abrazo!

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Relato: Tú y yo

Relato de terror: Reflejo

Mentes entrelazadas: Capítulo 1