Relato de fantasía: Dulces sueños

Mientras unas pletóricas nubes de color rosa aparecen ante el atardecer, camino por un largo prado cogida de la mano de mis padres. Cada uno me agarra de una mano, para poder así saltar hasta el cielo, sin miedo a caerme. Después de cada brinco, reímos hasta que nos duelen las mejillas. Les contagio mi inocencia e, igual que yo, parecen unos niños que se ilusionan por cualquier cosa. Cuando empezamos a cansarnos, una cafetería aparece de la nada frente al lago. El lugar está decorado con todo tipo de flores y resulta acogedor, por lo que entramos sin pensarlo.
—Bienvenidos a Florence —nos dice un ratón con forma humana. 
El animalito parece mayor, tiene el pelo canoso y la espalda un poco curvada. Lleva un vestido largo hasta los tobillos y unos zapatos marrones muy bonitos. Además, la forma en que nos mira da cierta sensación de ternura, por lo que parece que estemos delante de una cálida abuela. Muy amablemente nos lleva hasta nuestra mesa y nos sentamos con cierto alivio, debido al dolor en los pies que produjo la extensa caminata.
Aun estar rodeados de tan extrañas criaturas, mis padres no parecen sorprenderse. Tampoco es que tenga miedo, todos son muy amables y no parece que quieran hacernos daño; por lo que, decido quedarme en silencio y disfrutar del batido de fresas que un camarero, con forma de ardilla, me ha llevado a la mesa.
—¿Has acabado princesa? —me pregunta la abuela ratón.
—Mamá... ¿puedo tomar otro? —le digo mirándole a los ojos con cara de pena— ¿Mamá?
—pregunto sin obtener respuesta.
—No se preocupe señorita, siempre damos regalos muy dulces a nuestros primeros clientes. ¿Quiere verlo? —dice la abuelita.
Entonces, asiento un poco confusa. Ella me sonríe con dulzura y, de repente, saca de su bolsillo unos papeles y lápices de colores.
—¿Quieres dibujar alguna cosa mientras traigo el regalo? —me dice, y le vuelvo a asentir impaciente por saber cual es la sorpresa que quiere traerme.
Los lápices parecen mágicos. Usarlos resulta muy fácil y, en tan sólo unos segundos, crean líneas perfectas y dibujan con destreza. Además, los colores resultan increíbles y expresivos. Nos dibujé a mamá, papá, mi perro Bizcocho y yo en nuestra casa de la montaña, intentando reflejar el cariño y el amor que se espera de una familia. Estamos muy unidos y cogidos de la mano, incluso con Bizcocho, que se levanta con las dos patas traseras.
—¡Papá! Te he pintado con la camisa azul que te gusta —le digo a mi padre con una sonrisa de oreja a oreja. Me vuelven a doler las mejillas de tanto reír, pero no puedo evitarlo. Estoy muy feliz que estemos todos juntos— ¿Papá? —le pregunto sin entender por qué no me responde.
—¡Señorita! Mira que le hemos traído —dice la abuela ratón, acompañada del camarero ardilla, que lleva una cesta llena de huevos de chocolate—. ¿Le gusta?
—¡Me encanta! —digo saltando de la silla. 
La cesta está adornada con flores igual de preciosas como las del local.
—¡Papá, mamá! Mirad que me ha traído la abuelita. Es increíble, podré comer chocolate durante mucho tiempo— les digo.
Pero ellos siguen sin decirme nada.
—Vosotros también podéis comer cuanto queráis, no me lo comeré todo yo sola, que me puede sentar mal —vuelvo a decir riéndome más fuerte, escondiendo con cierta angustia su silencio—. Aunque si no queréis que coma tanto chocolate lo entiendo, no tenéis que enfadaros por esto. Le decimos a la amable abuelita que se lo lleve a otro niño y no pasa nada…
Mis padres permanecen igualmente callados, sin ni siquiera ahora mirarme a los ojos.
—Me portaré muy bien, os lo juro. No os vais a molestar nunca y estaréis muy contentos conmigo. Esto no volverá a pasar. Papá, yo… —le digo mientras le cojo de la manga de la camisa, con la cabeza mirando el suelo, aguantando el temblor y las lágrimas. 
Entonces, noto como él gira el rostro hacia mí y, esperando a que todo vuelva a la normalidad, levanto la cabeza intentando mostrarme sonriente de nuevo. Sin embargo, cuando le miro a los ojos solo advierto un odio profundo y desalantador.
—¿Qué? —digo sorprendida. Ahora es todo mi cuerpo el que tiembla y giro la cabeza buscando el rostro de mi madre—. Mamá, papá está raro… 
Pero, cuando nuestros ojos se encuentran, percibo la misma mirada de odio y con tanta fuerza, que se me corta la respiración.
—¿Por qué? ¿Qué he hecho mal? —pregunto con la voz rota por la tristeza.
De repente, unas manos me tapan los ojos con cariño.
—No mires princesa —me dice la abuela ratón—. Puedes venir todas las veces que quieras, aquí siempre estarás a salvo con nosotros.
Sin esperarlo, siento como alguien me tira con fuerza del brazo y noto un duro golpe contra el suelo. Me despierto en una habitación oscura.
—¡Estúpida niña! ¿Hasta qué hora dormirás? —me dice mi madre a gritos—. Son las seis de la mañana, tu padre tiene que desayunar antes de ir a trabajar. ¿Me oyes?
En ese momento, lo entendí todo. Nací sin amor y no conocí otra realidad, excepto en la fantasía de los dulces sueños.
y como muchos años después leería en una novela de Calderón de la Barca: “Toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”.

“Caminamos hacia un mundo de fantasía ...


Comentarios

  1. Hola, amiga Berta. Al mismo tiempo que iba avanzando el texto se me iba encogiendo el corazón hasta esa explicación final que me temía. Menos mal que el cuento encierra esos toques de fantasía tan deliciosa que se enfrentan a la desgraciada realidad de la protagonista para, en la medida en que ello es posible, conseguir vencerla escondiéndola en sus sueños. Me ha gustado mucho la ternura con la que has descrito todo.
    Te deseo mucha suerte en El Tintero.
    Un fuerte abrazo, compañera.

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  2. Hola, Berta. Nos vas sumergiendo en una historia brutal de desamor y desamparo. Muy bien narrada y con el recurso de la fantasía para soportar la realidad. Muy bueno.
    Un abrazo

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  3. Hola Berta un relato metafórico excelente para ser llevado a un libro de psicología infantil. Un caso de una niña que escapa de su realidad en los sueños. Saludos cordiales desde Venezuela.

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  4. Vaya mal cuerpo que me has dejado, Berta. Una niña, sin el amor de sus padres, que busca su reino de fantasía como escape. Menos mal que siempre será bien recibida por la abuela ratón.
    Un abrazo enorme.

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  5. Un cuento muy dulce al principio que concluye con un final tremendo. A mí me ha sorprendido. Mucha suerte, Berta.

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  6. Un trabajo de mérito y una decisión de valor y de agradecer por ofrecer este texto. Gracias por ello, Berta. Hay una historia dura y sórdida detrás de un decorado de fantasía muy acorde con las exigencias de esta convocatoria.
    Pienso que tal vez te mereciese la pena, que profundizases en el conocimiento mínimo de alguna técnica que pudiese facilitar más el alcance y difusión de tus proyectos de escritura. Te animo a ello y pienso que en esta "comunidad" del "Tintero de Oro" encontrarás acogida y aportes de experiencias de colegas que son de gran valor y que seguro que tendrás a disposición.
    Un abrazo

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  7. Hola. Berta. Tu relato me ha gustado muchísimo. Muy buena la fantasía de los simpaticos ratones . Y, especialmente, tu manejo narrativo hacia un desenlace tan doloroso como i esperado. Muy buena suerte para vos.

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  8. Hola, Berta. Un relato bastante logrado donde nos cuentas con acierto como esa niña se refugia en la fantasía de los sueños para huir de la inhóspita realidad diaria. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo.

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  9. Hola, Berta, tu cuento tiene un comienzo tan feliz que al leerlo solo piensas que el peligro puede venir de esos extraños seres de fuera, pero ahí están los padres para proteger a la niña. Cuando los silencios de ambos son tan cortantes, algo presientes; pero el final es terrible, duele y te enerva que los propios padres sean su peor enemigo.
    Muy buen relato donde la fantasía solo está en los sueños de la niña porque la realidad que vive es atroz.
    ¡Felicidades y suerte en el Tintero!

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  10. Hola Berta. Con un inicio de prosa lírica y bucólica, se dispara la imaginación de los niños, algo que ellos hacen con tremenda facilidad. Ternura, amabilidad, dulzura, haciendo honor al título de tu cuento, hasta el perro se llama bizcocho.
    En la recta final del relato hay un giro inesperado. La niña despierta y su mundo se torna amargo. Soñar o enseñar es su salvoconducto a un mundo mejor.
    Nos vemos en la Gala Berta.

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  11. Hola, Berta, un cuento plagado de felicidad hasta ese giro que lo echa todo por la borda. La verdad es que me has sorprendido con el ratón dependiente, y que los protagonistas solo lo hicieran un poquillo me ha puesto sobre la pista de que algo no se movía por la realidad. Tienes una escritura muy profunda y sugerente, con muchas imágenes y sentimientos. Me gusta el mensaje; La fantasía, la imaginación, es algo que nadie nos podrá arrebatar y de en la que podremos ser o hacer lo que queramos.
    Un abrazo y nos leemos.

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  12. Este cuento nos lleva de la fantasía dulce y el sueño de una niña que parece que tiene todo el amor de sus padres a la triste realidad del final. Me ha gustado y sorprendido mucho. Un abrazo.

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  13. Hola, Berta.
    Todo empezaba de color de rosa hasta que el comportamiento de los padres te pone en alerta de que algo anda mal y te das de bruces con la realidad de la niña explotada que ansía unos padres como los de sus sueños. La narración me ha gustado en un modo de cuento infantil y metiendo hábilmente los personajes de Alicia.
    Si me permites te haría alguna sugerencia que no son mas que opiniones mías, por lo tanto con poco valor. Lo primero es el lenguaje quizás poco infantil del segundo párrafo
    y la primera frase del relato un tanto ampulosa: "pletóricas nubes de color de rosa..." menos para una niña. La otra es la penúltima frase que la suprimiría directamente para dejar al lector que haga deducciones, por otro lado lógicas.
    Ha sido un placer.

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  14. Hola Berta,
    Una historia que refleja la crudeza de la realidad que lamentablemente firma parte del recuerdo de la infancia de muchas personas. Partiendo de esa idea, nos haces partícipes de una experiencia infantil con carencia afectiva por parte de los padres hacia su hija, por lo que la niña se refugia completamente en su mundo de fantasía para superarlo.
    Encantada de regresar a tu espacio y disfrutar con tus letras.
    Un saludo y mucha suerte en El Tintero.

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  15. Hola Berta,
    Lo que me resulta más conmovedor de tu relato es la capacidad de una niña de auto-consolarse en sueños para resistir a la durísima realidad de no sentirse amada. Qué bueno que ha encontrado una abuelita que le da la bienvenida siempre que ella quiera. Los personajes son deliciosos. Un abrazo

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  16. Hola Berta, bienvenida, y bienvenida a ese sueño maravilloso de tu protagonista. Qué triste crecer sin cariño, y qué triste no ser niña. Crear personajes fantásticos es el mejo juego para engañar ese pasado. Un abrazo

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  17. Saludos Berta
    Los núcleos dramáticos que causan expectativas, es uno de los recursos literarios que más me gusta. Tu lo utilizas con maestría para mantenernos atentos a la lectura para saber cuál es la razón del silencio de los padres, nos llevas de la mano como a la niña de tu cuento, para arrostrar una dolorosa realidad. Sí creo que muchas veces se suena para evadir la ominosa realidad que toca vivir. Un abrazo.

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  18. Un cuento que conmueve por esa inocencia de la niña que no se siente querida y busca en el mundo de los sueños ese cariño que le falta. Estremece pensar que puede haber situaciones como la que nos cuentas en tu relato que es demoledor por todo ese universo de tristeza en el que discurre parte de la vida de tu protagonista.
    Un abrazo Berta
    Puri

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  19. Saludo, Berta
    ¡Me ha encantado tu relato! tengo debilidad por esta clase de lectura, me encanta este mundo fantástico. Muy bien narrada con el mejor de los estilos: ese que llega al lector desde la primera letra.

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  20. Temía un final con un crudo baño de realidad, y así fue. Los mundos imaginarios son para los niños como para algunos adultos, válvulas de escape por donde liberar el miedo, la tensión y la oscuridad.
    No me imagino un mundo todo de azúcar y sonrisas, pero un poco más amable si lo podríamos hacer.
    Un abrazo.

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  21. Hola Berta, no hay fantasía mayor que la de un niño y eso lo que se deja ver en este cuento. La fantasía es lo único que consigue que la niña pueda evadirse de la realidad. Escondes muy bien el desenlace y creas expectativa durante toda la trama hasta llevarnos a ese final inesperado. Mucha suerte en el Tintero. Un saludo.

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